Necesité
colaboración de otros maestros --y maestras-- para terminar de descifrar lo que
alguna vez quiso explicarme un verdadero maestro, y que en su momento no
comprendí del todo.
Lo que
sigue es mi mejor esfuerzo --asistido por la ya mencionada ayuda-- para tratar
de comunicar esta parte de su enseñanza.
El ser
humano, decía el maestro, es vibración, es sonido, es música en escala
ascendente.
Inicia en
un Do que representa la supervivencia básica, los instintos. Es una nota en la
que predomina el miedo y la constante búsqueda de seguridad.
En la
segunda nota, Re, aparecen las emociones y la capacidad de crear. El ser humano
ya no está paralizado por el susto. Puede hacer algo más que refugiarse, y
puede sentir algo más que miedo.
En el Mi,
el ser humano se relaciona con los demás. Los temores se suavizan, y el ser
humano se abre al mundo.
El común de
los hombres, decía el maestro, llega hasta la nota Mi. Y allí se queda por el
resto de su vida.
¿Por qué?
El maestro
daba varias razones. La principal era que, por lo general, el ascenso de Do a
Mi ocurre sin esfuerzo. Sucede involuntariamente.
Para pasar
de Mi a Fa, en cambio, se necesita conciencia.
La inercia
se interrumpe por la ausencia de un semitono. Si la escala continuara en tonos
completos, el desarrollo del hombre continuaría en forma inconsciente, decía el
maestro. Pero la vida hace un cambio de ritmo allí. Pone un freno. Obliga al
hombre a tomar conciencia para seguir adelante.
A fin de
sortear el semitono de Mi a Fa, el hombre tiene que modificar su frecuencia,
cambiar de sintonía.
Para vibrar
en Fa, el hombre debe frenar la inercia y observar lo que es, lo que ha sido
hasta ese momento. Desenmascarar sus temores, sus apegos, sus creencias, sus
engaños.
Fa es la
nota del amor, y el hombre no puede conectar con ella si sigue aferrado a sus
miedos.
El salto de
Mi a Fa requiere de un esfuerzo consciente y voluntario del ser humano, que
muchos, decía el maestro, no están dispuestos a realizar.
Una vez
dado el salto, el ascenso a través del resto de la escala vuelve a ser armónico
y parejo, sin interrupción de semitonos.
La nota Sol
es el encuentro, el abrazo con los demás seres de la Tierra.
La nota La
representa sabiduría y comprensión.
En la nota
Si, finalmente, el espíritu se reconoce a sí mismo en unicidad con el universo,
y el semitono al próximo Do es el umbral hacia la siguiente escala
ascendente... la cual, según el maestro, en nuestro actual estado de desarrollo
sería inútil intentar describir.