"Un día
subirás a un auto a mediodía, por ejemplo, y el auto chocará y morirás",
me dijo un verdadero maestro.
"¿Cuándo
habrá empezado tu muerte?", me preguntó. "¿Al subirte al auto ese mediodía?
¿O acaso habrá empezado esa mañana, cuando te levantaste de la cama sabiendo
que más tarde subirías a ese auto? ¿O acaso habrá empezado una semana antes,
cuando decidiste que a la semana siguiente irías a ese lugar en auto? ¿O acaso habrá
empezado un mes antes, cuándo decidiste que algún día irías a ese lugar? ¿O
acaso habrá empezado un año antes, cuando un amigo te contó de ese lugar al que
deberías ir algún día? ¿O acaso habrá empezado 10 años antes, cuando te hiciste
amigo de esa persona que luego te contaría de ese lugar? ¿O acaso habrá
empezado 15 años antes, cuando te inscribiste en la carrera que estudiarías y
te llevaría a trabajar en el lugar donde conociste a esa persona? ¿O acaso habrá
empezado 20 años antes, cuando un maestro de la escuela te entusiasmó con la
carrera que luego elegirías estudiar? ¿O acaso habrá empezado 30 años antes,
cuando tus padres optaron por enviarte a la escuela donde estaba ese maestro, porque
era la que escuela más cercana a tu casa?"
"En
realidad habrá empezado cuando naciste", me dijo, "y tus padres acababan
de mudarse a esa casa".
"Si continúas
dormido", agregó, "no estarás haciendo otra cosa que recorrer la
senda que se inició el día de tu nacimiento y te conduce infaliblemente a tu
destino final. Y en el camino le habrás cedido tu energía al sueño".
"Si te
adueñas de esa energía y la inviertes en despertar", concluyó, "estarás
por primera vez viviendo tu vida".
"Ya no
estarás viviendo tu muerte".