miércoles, 31 de julio de 2013

Necesidad de otros (conclusiones sobre datos nada científicos)

 
Un líder religioso necesita cientos de millones de personas.
 
Un político necesita decenas de millones de personas.
 
Un empresario necesita millones de personas.
 
Un enamorado necesita una persona.
 
Un iluminado no necesita personas.
 
De estos improvisados datos extraigo dos conclusiones tan subjetivas como las premisas:
 
El enamoramiento es lo más cercano que podemos encontrar al estado de iluminación, del cual nadie está más alejado que un líder religioso.
 
 
 

sábado, 27 de julio de 2013

Ser despierto

 
Para el ser despierto, el estado interior es independiente del evento exterior.
 
 
 

viernes, 26 de julio de 2013

En vivo

 
"Nos somos un disco. Estamos en vivo", respondió la directora de orquesta Alondra de la Parra, cuando le preguntaron cómo lidiaba con las equivocaciones. "Cuando estás en vivo, hay errores. Cuando estás en vivo, los errores son parte de la música. Durante un concierto, lo importante no es el error ni qué tan grande fue, sino cuánto tiempo te quedas pensando en eso y cómo sales de ahí. En mi caso, lo que hago frente a una equivocación es exagerar la emoción, entusiasmarme aún más de lo normal, para que aquel que cometió el error lo olvide en ese mismo instante. Si tengo una reacción negativa, el que se equivocó quedará cabizbajo, todo el grupo se lamentará y habremos contaminado un minuto de música por un segundo de falla".
 
 
 

lunes, 22 de julio de 2013

Sé amable

 
"Sé amable con los demás", me dijo un verdadero maestro. "Ellos están peleando una batalla tan difícil como la tuya".
 
 
 

jueves, 18 de julio de 2013

Conocer y comprender

 
Conocer no es lo mismo que comprender.
 
La diferencia es enorme.
 
A lo largo de los últimos milenos hemos alcanzado altísimos niveles de conocimiento, pero... ¿cuánto realmente comprendemos?
 
 
 

martes, 16 de julio de 2013

Siempre lo mismo

 
"¿Crees que la vida te hace siempre lo mismo?", me dijo un verdadero maestro.  "Pues estás en lo cierto. Siempre te hará lo mismo, mientras tú sigas siendo el mismo. Lo que la vida le hace a cada uno, depende de lo que cada uno es”. 
 
“Si quieres algo distinto de la vida”, me dijo, “tendrás que empezar por transformarte a ti mismo en algo diferente".
 
 
 

viernes, 12 de julio de 2013

El más allá

 
¿Escucharon alguna vez la palabra "metanoia"?
 
Probablemente no. Y si la oyeron, seguramente la hayan oído muchas veces menos que la palabra "arrepentimiento".
 
El catolicismo ha basado gran parte de su doctrina en el arrepentimiento. Y sin embargo, Jesús tal vez nunca haya pronunciado esa palabra.
 
El término "arrepentir", derivado de la voz latina "poenitere", que significa "hacer penitencia", fue introducido en la traducción romana de los Evangelios. En la traducción griega, en cambio, aparece en su lugar el término "metanoien" --en español, "metanoia"--, que proviene de "meta", que significa "más allá", y "nous", que significa "mente".
 
Según la versión griega, que al menos a mí, en este punto, me resuena más que la romana, Jesús no habla de arrepentirse, de hacer penitencia, de arrastrarse por los rincones, castigándose a uno mismo por los pecados cometidos, como medio hacia la salvación.
 
Jesús habla de algo completamente distinto. Dice que el error --el pecado-- es quedarse en la mente. Creer lo que nos dice la mente. Caer en el engaño de la mente.
 
La salvación, dice Jesús --al menos en griego--, está más allá de la mente.
 
"Arrepentíos, porque está cerca el reino de los cielos", se lee en Mateo 4:17 en mi Biblia, obviamente traducida al español del latín.
 
Expresada de esa forma, la frase de Jesús invita al miedo, a arrepentirse antes de que sea tarde, porque el reino de los cielos se acerca y te quedarás afuera si no te has autoflagelado a tiempo.
 
Eso no suena como un mensaje de Jesús, quien basaba su prédica en el amor, que es precisamente lo contrario del miedo.
 
Si mi Biblia estuviera traducida del griego, diría: "Id más allá de la mente, porque está cerca el reino de los cielos".
 
Con lo cual no sólo cambia la primera parte de la oración, sino también la segunda.
 
Ahora, esa segunda parte ya no habla de tiempo, sino de espacio. Que el reino de los cielos está cerca ya no significa que está acercándose en el tiempo, sino que está en un lugar cercano en el espacio. Más cercano de lo que imaginamos.
 
El reino de los cielos está a nuestro alcance. En cualquier momento podemos decidirnos a entrar en él.
 
Pero dar el paso hacia ese lugar no es sencillo. De hecho, es el paso más difícil para cualquier ser humano.
 
Implica renunciar a todo lo que nuestra cabeza nos dice que es importante, desprenderse de todo lo que nuestro cerebro nos dice que tiene valor.
 
Ese es el vía crucis. Ese es el sacrificio.
 
No hay que morir en un sentido físico para acceder al reino de los cielos, sino en un sentido psicológico.
 
Dar el paso hacia el reino de los cielos, hacia el más allá, es morir en este plano... para elevarse más allá de la mente.
 
 
 

jueves, 11 de julio de 2013

Desilusión

 
Escuchado de una amiga del alma:
 
"Yo no tengo el poder de desilusionarte. Es tu ilusión la que se desilusiona. Yo no puedo hacerme cargo de las ilusiones que te hagas acerca de mí".
 
 
 

martes, 9 de julio de 2013

Autoestima

 
Escuchado de una amiga del alma:
 
Para ocupar nuestro lugar en el rompecabezas del que somos parte, debemos tener autoestima; saber que no hay piezas más o menos importantes que otras.
 
Si no ocupamos nuestro lugar, el rompecabezas no puede completarse. Así que el amor por uno mismo es una responsabilidad para con los demás.
 
 
 

viernes, 5 de julio de 2013

¿Cómo estar en sintonía con el universo?

 
Como el buen jinete que acompaña el movimiento del caballo, o el buen músico que acompaña el movimiento de la orquesta, estar en sintonía con el universo es acompañar su movimiento, ir en su misma dirección.
 
Lo primero que debemos hacer para responder la pregunta del título es entonces, en mi humilde opinión, mirar lo que el universo está haciendo, ver en qué dirección está yendo.
 
Lo que está haciendo, según explica la ciencia, es expandirse. Su dirección es la expansión.
 
Desde el Big Bang hacia adelante, los elementos que componen el universo están separándose. Las galaxias están alejándose unas de otras.
 
El universo está descomprimiéndose. Los elementos que antes estaban compactados, ahora están distanciándose. La energía, que al ser compacta era densa, ahora está sutilizándose.
 
Para nosotros, por lo tanto, sólo puede haber sintonía con el universo si hay expansión.
 
Los elementos que se amontonan sobre nosotros, que comprimen nuestro ser y densifican nuestra energía, tienen que empezar a separarse, a distanciarse, a alejarse de nosotros como las demás galaxias se alejan de nuestra Vía Láctea.
 
¿Cuáles son esos elementos?
 
Son todos. Todos los elementos que componen nuestra vida.
 
Nada queda afuera del proceso de expansión universal, así que nada debe quedar afuera de nuestro proceso de expansión individual.
 
El primer paso es desidentificarse. Difícilmente nos separaremos de algo, si pensamos que somos eso. Al dejar de identificarnos con todo aquello que creemos que somos, podemos observarlo. Al observarlo, lo volvemos objetivo, y al volverlo objetivo lo separamos de nosotros.
 
Luego de haberlo separado, llega el doloroso momento de dejarlo ir, de soltar. Soltar lo que pensábamos que éramos en el plano material y psicológico.
 
Esto es, para mí, a lo que apuntaban los místicos a lo largo de la historia, cuando hablaban de dar la vida, de entregar la vida, de sacrificar la vida. Este es el sentido, para mí, de la frase de Juan 12:25... "Quien ama su vida, la perderá".
 
Perder, soltar, dejar ir, desaferrarse. De eso se trata, en mi opinión, la expansión de la conciencia.
 
De eso se trata la expansión del universo.
 
Miles de millones de años atrás, el universo tenía a las miles de millones de galaxias, con sus miles de millones de estrellas, reunidas en un solo núcleo. Tenía todo en un puño... y soltó.
 
El Big Bang del universo fue abrir el puño, soltar, liberar la energía.
 
Desde mi humilde punto de vista, para estar en sintonía con el universo, cada uno de nosotros debe abrir el puño... y producir su Big Bang personal.
 
 
 

Evolución

 
Y así fue como dejamos de avanzar...
 
Ver foto en: http://www.facebook.com/ElZentidoDeLaVida
 
 
 

lunes, 1 de julio de 2013

¿Dónde tenemos el foco?

 
Cuando nos ocurre un hecho feliz, un evento afortunado, decimos que nos sucedió un... que nos pasó una...
 
Increíble. No me viene a la mente palabra alguna de signo positivo, que cumpla las condiciones de ser utilizada en el lenguaje corriente, consistir de un solo vocablo --no de construcciones como las ya mencionadas "hecho feliz" o "evento afortunado"-- y encajar en la oración "Me sucedió un..." o "Me ocurrió una..."
 
¿Existe esa palabra? ¿Hay una palabra de uso común, que aluda a un acontecimiento dichoso?
 
Y en caso de que exista y no sea de uso común, ¿por qué no la usamos?
 
Vean cuántas palabras utilizamos habitualmente para referirnos a lo contrario... Van en orden alfabético:
 
Accidente
Adversidad
Azote
Calamidad
Cataclismo
Catástrofe
Contrariedad
Contratiempo
Debacle
Desastre
Descalabro
Desdicha
Desgracia
Desventura
Estrago
Fatalidad
Hecatombe
Infortunio
Percance
Revés
Siniestro
Tragedia
 
Y podría seguir...
 
Esta es para mí una prueba de dónde tenemos el foco, o al menos de dónde hemos tenido el foco durante todos estos siglos en que se ha ido construyendo el idioma de uso corriente.
 
Para cambiar la historia, tal vez tengamos que cambiar la mirada.