Dice Osho: "Imponemos patrones que les exigen a las
personas ser consistentes. Es grande el valor que se la atribuye a la consistencia.
¿Qué queremos decir, cuando elogiamos a un hombre por su coherencia? Pues que
el hombre ha dejado de vivir. Dejó de vivir el día en que se tornó coherente. Amamos
la palabra 'carácter'. El hombre de carácter encaja en una casilla; el hombre
de carácter es previsible. Pero el hombre de carácter no tiene futuro. Lo único
que tiene es su pasado. Continúa repitiendo su pasado, como un disco rayado.
Repite lo mismo una y otra vez. Nada nuevo tiene para decir. Nada nuevo tiene
para vivir. Nada nuevo tiene para ser. Lo ensalzamos porque podemos confiar en él,
porque su utilidad social es grande. Pero el hombre de carácter está muerto".
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