La vida es
un sueño de millones de formas, nombres e identidades.
Nacemos,
hacemos mil y una cosas, y morimos. Y todas esas cosas no son más que formas. Formas
inocuas. Sombras inertes.
Lo real es
la llama de la vida.
A fin de
conocer esa llama, debemos retirar de nuestros ojos todas las formas. Los ojos
deben quedar totalmente vacíos. De allí el énfasis del Zen en el vacío. Para
saber, hay que vaciarse. Hay que ser nada, desintegrarse en la nada.
En la nada,
las formas desaparecen. Los árboles dejan de ser árboles, los hombres dejan de
ser hombres, las aves dejan de ser aves. Y aparece la vida. Una sola vida, infinita.
Para conocer
esa vida, la vida real, es necesario deshacer la vida atribuida a las formas.
-- Fragmento de una charla de Osho