viernes, 25 de julio de 2014

El Buda y la personalidad

 
El Buda dejó su palacio y vagó por los bosques, haciendo diferentes prácticas y meditando.
 
Al final, llegó el día del regocijo supremo y despertó.
 
Iluminado, volvió al palacio, para comunicar la buena noticia a la mujer que había amado y al hijo que había abandonado.
 
Ella estaba muy enojada, y le hizo sólo una pregunta. Dijo:
—He esperado durante todos estos años y sólo quiero hacerte una pregunta. La pregunta es simple, pero sé sincero —ella todavía pensaba que el Buda podía ser insincero—. Lo que hayas alcanzado en el bosque ¿no habrías podido alcanzarlo aquí, en palacio? ¿Sólo se encuentra a Dios en el bosque, y no aquí, donde está la gente?
 
El Buda respondió:
—Tienes razón, la verdad está tanto aquí como allí. Pero habría sido muy difícil para mí llegar a conocerla aquí, porque me encontraba perdido en la personalidad. La personalidad de un príncipe, la personalidad de un marido, la personalidad de un padre, la personalidad de un hijo. La personalidad era algo desbordante. En realidad no fue el palacio lo que abandoné, sólo estaba dejando atrás mi personalidad, para que no hubiera nadie que me recordara quién era yo. Para poder responder a la pregunta "¿quién soy yo?" por mí mismo. Quería confrontarme conmigo mismo. No estaba interesado en las respuestas de los demás.
 
-- Rabindranath Tagore
 


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