Esto dijo Aldous Huxley, en octubre de 1949:
“La eficacia de la propaganda política y religiosa depende
esencialmente de los métodos empleados, y no de la doctrina en sí. Si el
adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente toda la gente puede ser
convertida a lo que sea. Los amos del mundo comprenderán esto en el curso de las
próximas décadas, y hallarán que la narcohipnosis y el condicionamiento
infantil son más eficaces como instrumentos de gobierno que los garrotes y los
calabozos. Ya no necesitarán latigazos y puntapiés para imponer obediencia. Descubrirán
que su avidez de poder puede satisfacerse aún mejor si, mediante sugestión, se
hace que las personas amen su servidumbre”.
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