"Maestro",
lo desafié, "¿me concedería un deseo?"
"¿Está
en mi poder concedértelo?", replicó él.
"Supongo
que sí", comenté.
"¿Y qué
darías tú a cambio?"
"Daría
cualquier cosa".
"¿Cualquier
cosa?"
"Cualquier
cosa".
"Ya
veo...", murmuró. "Ahora dime, ¿cuál es ese deseo?"
"Descubrir
la Verdad ".
"¿Realmente
quieres descubrir la Verdad ?"
"Realmente".
"¿Qué
darías por descubrir la Verdad ?"
"Ya le
dije, daría lo que fuera".
"¿Lo
que fuera?"
"Lo
que fuera".
"¿Incluso
tu vida?", preguntó.
"Incluso
mi vida", respondí, en un rapto de heroísmo.
"Entonces
tu deseo está concedido", me indicó. "Ahora ve y dedica tu vida a descubrir
la Verdad ".
No hay comentarios:
Publicar un comentario