lunes, 8 de octubre de 2012

¿Quién dijo que la verdad no ofende?


La verdad suele ser políticamente incorrecta. Lo políticamente correcto es, usualmente, mentira.

Por mi parte, yo tengo dos o tres verdades que prefiero esconder. Hay dos o tres cosas de mí que están ahí, que son reales, pero trato de negarlas. Intento no verlas y seguir viviendo como si no existieran.

Tal vez, si las confesara, nadie se escandalizaría demasiado. Pero por vergüenza, pudor o elegancia, decido ocultarlas.
 
Con el tiempo he ido armando sobre ellas lo que Julio Cortázar definiría como "los trípodes del camelo". Y si alguien, en una de esas casualidades del destino, llegara a descubrirlas y a cometer la indiscreción de sacarlas a la luz, me ofendería soberanamente, por supuesto.

La verdad no debería ofender; estoy de acuerdo con eso. Pero en general ocurre lo contrario.

Siempre ha sido así.

Dos milenios atrás, un hombre dijo algunas verdades que incomodaron a ciertas personas.

Y lo crucificaron.
 
 

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