lunes, 10 de diciembre de 2012

Lo que hay debajo de todo

 
Todavía no estamos listos para aceptar que nosotros creamos la realidad, pero detengámonos un minuto a observar qué es lo que llamamos "presente".
 
Muchas teorías del buen vivir hablan de estar en el presente, lo cual suena bárbaro. El problema es que el presente se esfuma en el preciso instante en el que uno quiere estar allí.
 
Ese continuo desvanecimiento tiene su raíz en que el presente es potencialidad, y la potencialidad desaparece cuando se concreta en algo determinado.
 
El presente es potencialidad respecto del momento siguiente. Para verlo claro: si yo quiero gritar en el presente, ahora mismo, en este instante, no podré hacerlo. Cuando grite, el instante en el que yo quería gritar habrá pasado.
 
Y mientras esté gritando, al mismo tiempo estaré decidiendo si seguiré vociferando, si lo haré más fuerte o más despacio, o si cerraré la boca o haré cualquier otra cosa. Lo que sea que decida, ocurrirá, otra vez, al momento siguiente.
 
Lo único que sucede en el momento en que uno toma una decisión, es la decisión de lo que uno hará en el instante posterior.
 
Decisión respecto de infinitas posibilidades, de infinitos desenvolvimientos potenciales.
 
Así que de eso está hecho el presente. De potencialidad.
 
Esa es precisamente la conclusión a la que la física cuántica está arribando: siempre que haya un instrumento de observación más potente, cada vez que se invente un microscopio más poderoso, se descubrirá una partícula más pequeña que la última conocida... y así hasta el infinito de lo minúsculo, que probablemente termine en nada. Los científicos sospechan que si algún día, en ese viaje hacia el interior de la materia, llegan al final de lo micro --algo tan improbable como llegar al final de lo macro viajando por el espacio--, encontrarán nada.
 
Sólo encontrarán el potencial de algo.
 
Porque debajo de todo, sospechan, hay sólo potencialidad. No hay partículas definidas, sino partículas en potencia.
 
Partículas en potencia, esperando que alguien tome una decisión, que alguien realice un acto de voluntad, para materializarse de una forma o de otra.
 
Lo que hacemos en el presente es decidir, optar por una sola entre innumerables posibilidades.
 
Decidir es enviar la orden para que las partículas en potencia del universo se concreten de una determinada manera.
 
Decidir es darle forma al mundo.
 
Todavía no estamos listos para aceptar que nosotros creamos todo... pero, según parece, eso es exactamente lo que hacemos a cada momento.
 
 
 

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