Lo único que no se acaba en el universo es el acabarse.
En la Tierra ,
los árboles caen, lamentablemente, y los animales mueren. En el espacio, las
estrellas se desintegran, los soles se apagan.
El hombre vive, sin embargo, con la idea de que todo es
permanente. Inconscientemente sostiene la premisa de que nada cambia, cuando le
bastaría abrir los ojos para ver que si hay algo inmutable en la existencia es,
precisamente, el mutar.
No hace falta que sea 21 de diciembre, o cualquier otra
fecha, para que todo cambie. Todo cambia constantemente, todo el tiempo.
Pero la psiquis, que necesita un marco de referencia
estable, induce al hombre cerrar los ojos para no admitir que forzosamente,
inevitablemente, el mañana será distinto del hoy.
Dado que muchos descreen de la astrología, no recurriré en
este escrito al fin de la era de Piscis y el inicio de la de Acuario; imagen
que, real o no, me resulta agradablemente poética.
Me remitiré a la historia, "magistra vitae", una
materia de la que nadie descree.
A lo largo de la historia se acabó la era de Piedra, se
acabó la era de los Metales, se acabó la era Clásica, se acabó la era Medieval,
se acabó la era Renacentista...
Así que, dado que todas las eras se acabaron, lo único que
puede decirse, acerca de la era en que uno vive, es que se está acabando.
No sé cuál será la fecha exacta. Tampoco sé cómo explicar, en términos científicos, un sutil
presentimiento, compartido por un número de gente cada vez mayor, de que algo
nuevo está a punto de llegar.
Pero sí puedo decir, con empírica certeza, que cada día nos
acercamos un día más al fin de la era Materialista.
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