He mencionado en varias ocasiones este tema en "El
Zentido de la Vida ",
así que disculpen que vuelva sobre lo mismo. Pero me gustaría insistir en la
importancia que tiene, para la evolución espiritual de nuestra especie,
expandir la comunicación y libertad a través de medios como Internet.
No es casualidad que la evolución nos haya impulsado a
desarrollar esta clase de redes. Es evidente, para mí, que una fuerza nos está
llevando a unir nuestras cabezas, a coordinar nuestras mentes, a fin de que en
algún momento, quién sabe cuándo, de todos los pensamientos surja un
pensamiento.
Un pensamiento que sea de todos y de nadie. Que no sea de
uno, sino de Uno.
Una primera idea global. Un primer paso hacia la verdad
universal.
Sabemos, aunque duela admitirlo, que la verdad universal es
inalcanzable para un solo hombre. Ya conocemos el razonamiento: cada uno
observa la realidad desde su perspectiva; nadie puede observarla desde todos
los ángulos. Pero miremos lo positivo de ese razonamiento: cada hombre ve un ángulo,
una parte de la realidad. En otras palabras, cada uno es dueño de una porción,
aunque sea ínfima, de la verdad universal. Lo cual implica que podemos alcanzar
la verdad universal completa, si combinamos en un todo la parte de cada uno.
Aquí es donde cumple un rol fundamental Internet, que
funciona como un cerebro global, en el que los hombres actúan exactamente igual
que las células conectadas entre sí de nuestro sistema nervioso.
Esta invención, este cerebro del que somos neuronas, abre,
por primera vez en la historia, la puerta hacia un verdadero salto espiritual,
hacia un real cambio de dimensión.
Los seres humanos alcanzarán la verdad universal cuando
emprendan la búsqueda individual e interior, y a la vez gocen de suficiente
comunicación y libertad para poder compartir con los demás, y de esa manera
aportar al cerebro global, esa porción de la verdad universal que resuena en el
corazón de cada uno.
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