El único
desequilibrio evidente, del mundo en que vivimos, es el desequilibrio social,
el desequilibrio político, el desequilibrio económico.
El desequilibrio
se da, exclusivamente, en aquellos ámbitos en que está involucrada la mente
humana.
Podemos incluir
en la lista el desequilibrio ecológico, del cual también son responsables el
hombre y su cerebro.
Todo aquello
sobre lo que la mente humana todavía no ha llegado a intervenir --la estructura
subatómica en una dirección; la estructura planetaria y estelar en la otra--
permanece en inmaculado balance.
Iba a sacar
de esto una conclusión pesimista. Imaginé por un momento al hombre y su cerebro
extendiendo su intromisión hacia el interior átomo y hacia la vastedad del
cosmos.
Pero
prefiero creer que ese no es el rumbo de la evolución. Prefiero imaginar que un
día nos reconectaremos con el espíritu y superaremos a la mente, la
trascenderemos, la sublimaremos. Y lo que estamos viviendo ahora será recordado
entonces como un breve desajuste pasajero, de un mundo otra vez en perfecto equilibrio.
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