viernes, 23 de noviembre de 2012

Una mejor forma de decirlo

 
Los griegos no decían: "Ha muerto".
 
Tenían, según reveló un profesor de lenguas antiguas, una mejor forma de decirlo.
 
Me fascinan las personas que se fanatizan con su ciencia, y este profesor era una de ellas.
 
Era, además, el tipo más conocedor de etimología que yo haya visto.
 
Apuntes que guardo de la universidad --por esa costumbre de almacenar papeles que mi mujer detesta-- me permiten repasar la lección sobre "muerte", vocablo que el idioma español tomó del término latino "mors".
 
La raíz indoeuropea "mor" se halla, siempre referida a la muerte, en varias lenguas. Entre ellas, la anglosajona, de donde deriva la palabra inglesa "murder".
 
El profesor remarcaba que, a diferencia del español, el inglés utiliza esa raíz para hablar de "asesinato", un hecho con serias connotaciones negativas. Para el acto de expirar, en cambio, usa "death", palabra de origen más luminoso.
 
"Death" viene del inglés antiguo "deao", cuya raíz indoeuropea es "dheu".
 
En latín, "deus" es "Dios". En griego no existe "deus", pero el padre de los dioses del Olimpo se llama "Zeus".
 
Y al llegar ahí, el profesor se fanatizaba.
 
Recuerdo su elogio a los ingleses, por haber acuñado el término "death", que a oídos latinos suena como un encuentro con Dios. Como un adiós.
 
Pero era al referirse a los griegos que se despertaba la verdadera pasión del catedrático.
 
Cuando una persona fallecía, nos explicaba, en la antigua Grecia no decían: "Ha muerto".
 
Con inocultable entusiasmo, el profesor nos contaba que los antiguos usaban una forma mucho más lógica, mucho más coherente, mucho más real.
 
Decían: "Ha vivido".
 

 

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