jueves, 8 de noviembre de 2012

Una teoría del 21-12-12 (Capítulo 2)

 
En el primer capítulo, la superficie de la Tierra estaba cubierta de líquido bullente y explosiones gasíferas sobre roca inerte. Cualquier intento de vida era inmediatamente extinguido por el entorno. Así habían sido las cosas durante miles de años, hasta que, cierto día, una célula logró registrar un dato, dividirse, multiplicarse y formar una comunidad.
 
Protegidas por la comunidad, las células se fortalecieron y con el tiempo desarrollaron formas de intercambiar mensajes químicos entre ellas, lo cual les permitió dividir funciones dentro del grupo, asignar diferentes roles a cada célula.
 
Se trataba, ahora, de una comunidad organizada. De un organismo.
 
Un organismo es una comunidad de células trabajando en conjunto, al igual que una célula es una comunidad de moléculas trabajando en conjunto; una molécula es una comunidad de átomos trabajando en conjunto; un átomo es una comunidad de protones, neutrones y electrones trabajando en conjunto, y así... pero la intención de este escrito no es ir en esa dirección, en ese rumbo hacia lo más pequeño, sino avanzar en el sentido opuesto.
 
Se desconoce, obviamente, la fecha en que aquella célula logró registrar un dato y dividirse. Imposible saberla. Hay 365 posibilidades.
 
Si la conociéramos, tendríamos que celebrarla, cada año, como el día del nacimiento de la vida.
 
Imaginen que ese día, de fecha lamentablemente incierta, alguien les hubiera dicho, a aquellas partículas de líquido caótico sobre roca estéril, que su mundo iba a cambiar por completo. Al día siguiente, las partículas del líquido se habrían mirado unas a otras y habrían dicho: "Aquí no ha pasado nada".
 
Lo cual es cierto. En el 99,999... por ciento de la superficie de la Tierra, nada había sucedido el día anterior. En todos los lugares que no eran ese ínfimo lugar en que una microscópica célula logró registrar un dato y dividirse, nada había ocurrido. Al día siguiente, en el 99,999... por ciento del planeta, todo continuaba como de costumbre.
 
Si hubieran hablado, las partículas del humeante líquido habrían dicho: "Los anuncios eran falsos. Los avisos de que algo nuevo surgiría eran puro engaño. Nosotras seguimos mandando sobre la Tierra. Nosotras seguimos imponiéndonos sobre cualquiera que intente generar algo distinto de lo que conocemos desde hace miles de años. Si nada ha cambiado en miles de año, ¿por qué habría de cambiar en un día?"
 
Y sin embargo, un día todo cambió.
 
(Mañana, el Capítulo 3)
 
 

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